Soy un caminante.

Eres un hijo amado - una hija amada - del Padre Dios. Has recibido como unción su mismo Espíritu y en tu corazón has sido marcado con la cruz santa de la redención. Has sido constituido heredero de una gran promesa, has sido invitado a la cena del Señor y has recibido por misión el andar por el mundo anunciando una gran noticia. Te acompañan en esta misión muchos hermanos y hermanas de camino, el ejemplo de los santos que caminaron antes que tú y la maternal protección de la Reina del cielo. Te fortalece el pan del cielo y te consuelan las mismas palabras benditas de la Escritura... si por algún motivo, por poco o mucho tiempo, perdiste el rumbo y te extraviaste, recuerda las palabras de tu Maestro: «para ir al Padre ya conoces el camino... yo soy el Camino».


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